A partir de Los orígenes del totalitarismo (1951), Hannah Arendt fue reconocida como una original teórica de la política. Tras la edición póstuma de La vida del espíritu (1978), fue reconocida también como una de las grandes filósofas del siglo XX. En cambio, sus reflexiones sobre el amor fueron menospreciadas como trabajos de juventud, como textos menores o como confesiones privadas. Sin embargo, la publicación de su Diario filosófico (2002) y su abundante correspondencia han hecho necesaria una nueva interpretación de su pensamiento. Este ensayo reconstruye su fragmentaria fenomenología de las diferentes modalidades del amor (desde la pasión erótica como «amor sin mundo» hasta la gratitud a la vida terrestre como «amor al mundo»), para mostrar que el amor es el hilo conductor que entreteje su vida y su obra, la fuente secreta de la que mana todo su pensamiento filosófico y político.