A partir de la convicción pesimista de que la vida de los seres humanos oscila entre el dolor y el aburrimiento y que, en consecuencia, este mundo no es otra cosa que un valle de lagrimas,
Schopenhauer se vale del ingenio humano y la prudencia práctica para encontrar reglas de conducta y de vida que nos ayuden a evitar las penurias y golpes del destino, con la esperanza de que, si bien la felicidad absoluta es inalcanzable, podamos llegar a esa felicidad relativa que consiste en la ausencia de dolor.