En este libro, Zizek se aproxima a otro asunto inabarcable con su ímpetu característico. La época actual, asegura, está plagada de fantasmas. Existe un creciente antagonismo entre la enorme abstracción de nuestras vidas, ya sea en la forma de digitalización o relaciones de mercado, y la avalancha de imágenes pseudoconcretas que nos rodean. El pensamiento crítico tradicional examina las conexiones entre las nociones abstractas y la realidad social concreta, pero ahora, sugiere Zizek, el procedimiento adecuado es el inverso: trabajar a partir de imaginería pseudoconcreta hacia lo abstracto.
Alternando en sus ejemplos las diferencias nacionales en diseño de baños con el cibersexo, y las respuestas intelectuales a la guerra de Bosnia con la música de Robert Schumann, Zizek explora las relaciones entre fantasía e ideología, el modo en que la fantasía estimula el placer y a la vez protege contra sus excesos, las asociaciones del concepto de fetichismo con el de seducción fantasiosa, y el modo en que la digitalización y el ciberespacio afectan el estado de subjetividad.