Después de dos libros dedicados a la saga familiar (pertenece a una de las familias aristocráticas más influyentes de Europa) y la figura paterna como símbolo (Armonía celestial y Versión corregida), Péter Esterházy cumple con Sin arte la promesa con la que concluyó Los verbos auxiliares del corazón (1985), donde narra la muerte de su madre: «Algún día escribiré sobre todo esto algo más preciso». Una madre peculiar, cuya gran pasión y obsesión es el fútbol, hasta el punto de empeñarse en convertir a su hijo en un gran jugador y de traducirlo todo a un espacio deportivo en el que ella se relaciona con algunos de los integrantes de la célebre selección nacional de Hungría de los años cincuenta (Bozsik, Czibor, Hidegkuti y sobre todo Puskás). El libro, todo un juego de ocultamientos y realidades, ficciones y alusiones literarias e históricas, con la omnipresencia de la madre y del fútbol, ahonda en el universo de las relaciones amicales y familiares, con el trasfondo de la implacable época del comunismo y la sórdida era de Kádár.