Hubo que aguardar a que su amigo y confidente, João Gilberto, nos dejara en julio de 2019 para que Homem de Mello se decidiera, por fin, a escribir esta biografía y a exhumar para tal fin todo el material atesorado desde que escuchara por vez primera a Gilberto en la radio, allá por 1958. Habiendo invertido ya dos largas décadas investigando la vida y obra del genio bahiano, releyó las docenas de entrevistas que tuvo la suerte de hacerle, así como las de otros tantos colegas, volvió a escuchar todos sus discos y, por último, resolvió ponerse a escribir sin pausa durante poco más de un año —su propia muerte le había sido anunciada y no había tiempo que perder—. Su socia y esposa, Ercília Lobo, revisó los textos e incorporó sus últimas anotaciones, y se encargó de la edición final del material. Zuza moriría cuatro días después de terminar la obra.
Apenas quedan loas a propósito de la música de João Gilberto que no hayan sido invocadas antes en otros medios. El sumo sacerdote de la bossa nova fue objeto de culto hasta el ocaso de sus días, dejándonos con 88 años a sus espaldas. Zuza lo seguiría a los 87, en octubre de 2020.
De Salvador a Tokio, pasando por Nueva York, Río de Janeiro y Ciudad de México, vuelven a la vida los estudios, teatros, bares, clubs y festivales por donde pululara el artista, y donde nos reencontramos con las voces de los compositores, arreglistas, intérpretes, productores, periodistas, técnicos y empresarios que se cruzaron en su camino. Caetano Veloso sentenció en una lacónica y lapidaria cita lo que la música de João Gilberto significa para la música brasileña: «Mejor que eso, solo el silencio; mejor que el silencio, solo João».